Estrella azul que habitas en mi interior, derrama tus lágrimas en mis ojos que están secos de tanto llorar por alguien que un día se fue.

No puedo estar en pena mi alma, hasta no tener la certeza de que el amor no ha desfallecido y la penumbra deje de gobernar mis pensamientos, sin dejar de mirar más allá y poder salir de esta tierra inerte.

Estrella azul, tú que vigila mi acongojada noche y en cada sueño cantas y alivias mi sufrimiento, no me desampares que aun necesito de tus lagrimas y solo el arrullo al sentir como alientas mis deseos, no me abandones.

Sigue aquí, a mi lado y sin descanso hasta que el milagro toque mi corazón y vuelva a amar. 

Perfume cautivador que abre mis sentidos, agitas mi piel hasta llegar al delirio, sin razón aparente yaces en mi mente como espada oxidada, a veces creo que tu aroma es veneno mortal, a pesar de todo desafío mi propio juicio, mi raciocinio.

Conjugas estilos llenos de dulzura y frivolidad, que dudas en mi mente han sabido atormentar, esperando el descanso de mi alma mortal.

Sensaciones friolentas expanden mi cuerpo al final, etéreas emociones complacen mi inocencia, pero tú lo complicas todo con tu fragancia mordaz. 

Cuando sientas el vacio de mi ausencia, piensa en mi.

Cuando el roció de la mañana roce tu mejilla, piensa en mi.

Cuando en tus sueños esté presente, piensa en mi.

Cuando una lágrima brote de tus hermosos ojos, piensa en mi.

Cuando suspires por una ilusión, piensa en mi.

Cuando tengas frio y te refugies en mi almohada, piensa en mi.

Cuando el calor te sofoque y desees que la lluvia te refresque, piensa en mi.

Cuando necesites de mis caricias, piensa en mi.

Cuando pasen los días y ansíes con alegría mi regreso, piensa en mi.

Yo también lo estoy cuando río, lloro y sueño, cuando veo el cielo, ruego por volverte a ver y sé de lo lejos que estoy, más la distancia no es impedimento de recordarte cada día.

Cuando llegue el momento que tanto esperaste, piensa en mi, que ahí estaré abrazándote y amándote igual como aquel día en que tuve que partir.

Cada día me siento atado a tu recuerdo, perdonando los agravios, olvidando sentimientos que por ti sentía, desaparecidos por tu egoísta actitud y tus falsas caricias.

Eres esa persona que realmente engaña, sin importar el daño que hace, corrompiendo el alma y tatuando el alma de pena y llanto.

En estos momentos de mi vida me pregunto si merezco lo que tengo, sino fuera por tu desdén y tu inescrupuloso amor, no hubiese sobrevivido con valentía a esta inhumana realidad en la cual me tenías.

No te preocupes que algún día, encontraras el castigo que mereces y sentada, sola en el puente te ahogaras de tristeza y soledad.  Y si por misericordia te acuerdas de mi, no olvides lo que me hiciste sufrir.

Como un tesoro perdido en las profundidades del océano,  queda  tu alma perdida entre la bruma  del olvido, sin dejar rastro ni brillo de tu exilio.

Ondinas del mar que arrastran tus quejas y elevan entre las olas las penas de tu desamor.

Aunque duermes entre corales sin recuerdos que anhelar, las burbujas tricolores no dejan de reflejar la tristeza que cubre tu bello rostro. No te asombres de la desdicha que gobierna tu destino, que date callada y en silencio contemplaras el final de tu desgracia.