Ahora que ya no estás, siento como el viento se burla de mi encierro, reflejos oscuros amedrentan mi calma que busca la libertad del alma, aunque en estas murallas que no queda nada, la esperanza es flaca y amarga.
Ecos que retumban el silencio de mi conciencia, en coro cantan mi agonía extrañando aquellos días en los cuales tu sonrisa llenaba mi ser de alegría y en las noches estrelladas contábamos historias de amor y picardía. Ahora que ya no estás, todo se desvanece y en matices grises mi cuerpo en luto se viste.