Bella florescencia que desciendes de los campos floridos y envuelve mis sentidos en aromas de lirios y jazmines.
Aleja toda vileza de este mundo hostil, renueva la inocencia perdida ante la obstinación humana.
En silencio susúrrame como el viento y cántame como el jilguero los secretos del universo.
Desnudo ante la belleza de tus ojos, recorres en sigilosa armonía los confines de mí tierra querida que reposa en tu pecho sacro.
Bella florescencia, gracias por existir en la infinita capacidad de amar y en la complacencia de mi alma en libertad.